miércoles, 31 de octubre de 2012

¿Existió de verdad?

¿Alguna vez te ha pasado que, conoces a una persona, que te importa mucho, y te la idealizas de una manera, y tras mucho tiempo te das cuenta de que te habías equivocado?

Puede ser que en realidad fuera así, y que justo la conocieras cuando empezó a cambiar. Puede que en realidad fueran ilusiones, que poco a poco se van desvaneciendo dejando paso a la realidad, sea mala o buena. Pero voy a hablar de cuando se vuelve una cruda realidad.

La verdad, no es fácil saber cuál de las dos opciones anteriores es la real. Pondré un ejemplo: digamos que conoces a una persona, te haces muy amigo suyo, se vuelve alguien muy importante en tu vida, etc. Da igual que sea de tu sexo o no. Esto es más comprensible si se supone que es del sexo opuesto. Bien, supongamos que en el caso de un chico, conoce a chica, confianza, amistad...

Para el chico, ella es alguien muy importante en su vida, dependiendo del lazo de amistad que se hayan establecido. Supongamos que es fuerte. Bien, esa chica le cae fenomenal, no le encuentra defectos, es lo más perfecto que ha encontrado en su vida (es posible que le guste o lo que es peor, se enamore). Piensas que tiene una personalidad determinada, perfecta para ti. Si te has enamorado, más aún.

Para establecer esa base, hay que suponer algunas cosas, pero esto es sólo un ejemplo, que puede darse perfectamente. Bien, un día notas algo raro en ella. Conforme pasan los días, unas semanas incluso, empiezas a tener una nueva situación que plantearte: no te hace tanto caso como antes, se vuelve algo más seca y borde contigo (en el sentido de que pasa de ti, o por la forma de hablar casi le "molestas" o no le interesa que le des conversación). Tú te sientes mal por eso, no te lo esperabas.

¿Qué ha pasado; está cambiando, o en realidad eran ilusiones tuyas fruto de la chispa del comienzo de la amistad? Si fuera lo segundo, las chispas, si no encuentran algo inflamable, se apagan rápido.


Este no es el mejor ejemplo, pero es el mejor que tengo (es el único que tengo). Sea lo que sea, es algo que jode mucho, moralmente. Si es lo primero, esa persona existió de verdad, aunque ya no, pero no es falso que una vez fue así, y puedes mantener vivo el recuerdo. Esto tiene sus desventajas. Por ejemplo, al discutir con ella sobre algo, puede hablar de una manera u opinar de una manera que hace que se te venga a la mente cómo era antes, y saber que nunca habría dicho eso. Pero ahora no es como antes, y su opinión está en tu contra, no como lo hubiera estado antes. No es porque no opine como tú, sino que se te venga a la cabeza el recuerdo y saber que hubieras preferido lo otro... un otro que se fue y ya no está.

Si no te ha pasado, no creo que entiendas esto, incluso puedes pensar que estoy loco. Pero el que sabe lo que es porque lo ha vivido y se lo ha tomado en serio, entiende muy bien lo que digo, aunque no me exprese con la mejor claridad.

Si, por el contrario, es lo segundo, el problema está en ti: tú solo lo has causado, y tú solo lo estás sufriendo. La culpa es de tu imaginación, por hacerte creer cosas que en realidad no eran. Hay cicatrices que nunca desaparecen...


Pese a todo, yo prefiero pensar que ocurrió lo primero. Así, al menos, hay algún motivo para mantener vivo el recuerdo....

lunes, 29 de octubre de 2012

¿Querer... es poder?

Ayer estaba deprimido. Anoche me vino la inspiración para hacer un total de 22 tweets sobre mí. Sólo tengo constancia de que los haya leído una persona. Bueno, hoy estoy algo mejor. Al menos en el instante en el que escribo esto. Eso significa que la entrada me saldrá peor.

Es extraño, pero cuando me siento de peor humor o más deprimido, mejor escribo. Me refiero a entradas, no a poemas ni historias. Es como si pudiera expresarme mejor, de manera escrita, en esa situación. Como si lo que dijera saliera más de mi mismo.

Pero, entonces, si lo comparamos con lo que dije en mi anterior entrada... Si suponemos que me siento más "yo" cuando me expreso en la escritura en ese estado, ¿significa eso que el "yo" que yo creia que era el "normal" en realidad es el falso, y el alma gemela "durmiente" debería estar siempre despierta? ¿Que al perder el control sobre mí mismo en realidad sea más "yo" que nunca?
Los dos primero párrafos pensaba usarlos de introducción, el tercero se me ha ocurrido conforme escribía.

Pensaré sobre ello, aunque en realidad no hay mucho que pensar: "uno debe ser aquello que quiere ser". Pero, a veces llegas a plantearte incluso esa pregunta: ¿Qué soy? ¿Cómo soy? ¿Cómo quiero que me vean los demás?
Esa clase de preguntas me surgió en tiempos de esas nueve entradas de tuenti, es más, creo que fueron parte de la fuente de mi inspiración por entonces.

No es lo mismo "querer" y "poder". En diciembre del año pasado creo recordar haber puesto una entrada (o un estado, no me acuerdo) referente a que sí eran lo mismo. Querer es poder. Los motivos por los que lo hice no los voy a mencionar. Pero sí es cierto que por aquel entonces, estaba totalmente convencido de ello.

Ahora cada día menos.

A veces hay cosas en la vida que te obstaculizan el camino que quieres seguir. Que te impiden ser lo que quieres y como quieres. El ejemplo más claro del "cómo" son los sentimientos, como dije en la entrada anterior (es mejor leerla antes que continuar).

"Siempre happy". Son cosas que la gente dice. A veces quieres estar alegre pero en realidad estás deprimido por algún motivo y te sientes sin fuerzas suficientes para salir de ese estado.


"Lo que todo el mundo quiere es estar alegre". Sólo es una suposición. Hay gente de carácter muy tímido e introvertido, y no sólo es que cueste (porque lo sé) cambiar eso, sino que a veces uno prefiere quedarse así por el simple hecho de no cambiar tu manera de ser. Ahora viene lo que me ha inspirado esta entrada, esta mañana.

Cuando una persona cambia un aspecto de su manera de ser, de su mentalidad, de él mismo, ya no vuelve a ser el mismo. El ser ya no es el mismo; no es lo mismo un chico tímido que el mismo pero totalmente salido. Pero no es eso a lo que me refiero. Cuando alguien tímido, por alguna razón, deja de serlo, esa timidez no desaparece sola. Se lleva consigo un poquito de cada parte del ser. Cuando una persona cambia en algo; inconscientemente cambia, aunque sea tan poco que ni se aprecie, en todo lo demás.

La personalidad es algo con lo que se nace, a medias. Se va formando con la edad, cada vez más despacio. Cada año que pasa es más difícil cambiarla.
No es fácil. Pero lo más compliacdo de todo es ponerle voluntad.

Como he dicho en más de una ocasión, los sentimientos son la mayor barrera entre nosotros y lo que queremos ser. Son lo único que puede alterar la voluntad de una persona. Hay gente que dice saber controlar sus sentiemientos. Lo que en realidad quieren decir es que los "descontrolan" menos. Pero en realidad no los dominan del todo por muy insensibles que sean.









miércoles, 3 de octubre de 2012

Mis sentimientos me pueden

No me toméis en serio.

No ahora.

Con esto no quiero decir que me toméis a broma, sino que no os toméis todo lo que digo muy a pecho. No en este momento.

Todos tenemos un punto débil, tanto moral como físico. Cuanto más insensible sea una persona, más difícil es dar con él, pero en cambio, hay otros casos en que lo difícil es no dar en el blanco.

Mis sentimientos me pueden. Esa es mi mayor debilidad. Es lo que más vulnerable me hace frente al mundo, siempre acechante.
Me pueden, controlan mi voluntad en todo cuanto digo y hago. Es ese estado de posesión, en el que mis sentimientos, como un alma aperte dentro de mi mente, me envuelve y dirige.
Por eso no quiero que me toméis en serio. Porque no me escucháis a mí, sino a ellos.

Sé lo desagradable que puede llegar a ser. Cuando mis sentimientos hablan por mí, cosa que a veces ocurre pero nunca se advierte, puede llegar a ser fatal.
Me ha pasado en más de una ocasión. Una de ellas, la más grave, duró algo así como una semana entera. Fue infernal.

Tengo dos almas opuestas. Una todos la conocen, la "normal", pero la otra no. La otra son las emociones que vienen y van. Permanece dormida la mayoría del tiempo, en ocasiones parece que ni respira.
Pero a veces sus ronquidos son muy fuertes, y si se despierta, se hace por la fuerza con el control de mi ser, dejándome a mí, mi verdadero yo, sin posibilidad de hacer nada para evitarlo. Y lo peor de todo es que se va cuando quiere.


Mis sentimientos, sin control alguno, la despiertan. Despiertan a esa fuerza oscura que no tiene razón ni compasión.
Vagos recuerdos, sufrimiento que se acumula, estrés, y el más peligroso: el amor.
El amor es la mayor fuerza de todas. Es lo contrario al odio. Pero es más fuerte. Es capaz de convertir un agradable recuerdo inmerso en mi memoria en motivo de su despertar, como es el caso.
"Amando se es capaz de cosas que odiando no se pueden llegar a imaginar." Siempre que me ha pasado esto, el amor ha tenido la culpa. Incluso con el propósito de rechazarlo, es capaz de atravesar cualquier barrera que se le imponga.
Pero, siendo como soy, apenas puedo imponerle nada.

Ya lo he intentado.

Dos veces.

Dos fracasos.



"Por eso os digo: no me toméis en serio, pero no me ignoréis. Pensad que sufro, pensad en que no quiero ser así. Pensad que estoy aquí, delante vuestro. Pero no me juzguéis por mis actos. Esperad sólo un poco. Espero que, como siempre, sea sólo cuestión de tiempo."




Eso es lo que mi alma grita desesperadamente cuando mis sentimientos la dominan.

Pero, al parecer, nadie puede oírla.










"Sólo queda esperar, mientras la esperanza dé algo de luz con la que alumbrar."