martes, 29 de octubre de 2013

Un viaggio alla italiana

Por mucho tiempo que pase, hay cosas en mí que no cambian. Y este verano he podido darme cuenta.

Me describí bastante en las entradas que hice hace un año, y si tuviera que hacerlas de nuevo, serían muy similares.

En principio quería hacer una entrada relatando el viaje a Edimburgo, pero como me voy tanto por las ramas, apenas estoy empezando y ya es larguísimo. Por ello, he decidido relatarlo con detalle en la autobiografía y hacer un resumen aquí sobre las cosas fundamentales.

Este era el primer viaje que hacía totalmente solo, aspecto a tener en cuenta especialmente si se trata de un país extranjero. Y así es como me sentía los primeros días, más solo que la una (ya que los pocos españoles que había me dejaban de lado). Si me cuesta entablar contacto con la gente de mi mismo idioma, me cuesta más aún si se trata de extranjeros. Los únicos ratos de alivio era el tiempo que podía estar en casa hablando por whatsapp con mis amigos en España, a más de 3000 km de allí. Si todo el viaje iba a ser así, ya tenía bastante claro que no iba a volver a repetir nada parecido.

Sin embargo, mi suerte empezó a cambiar el viernes de la primera semana, cuando tuve la suerte de coincidir en el autobús con Francesca, una de las italianas que iba a mi clase. Estuvimos hablando durante la media hora que duraba el trayecto hasta la escuela. Ella y su hermana gemela Martina vivían en Roma, y habían venido junto a Iacopo, otro chico italiano. Por lo que tenía entendido, al resto de italianos ya los habían conocido allí. Me contó cosas que hacían en grupo por las tardes (a las que yo no asistía). Después, le comenté mi situación desde que llegué a Edimburgo días antes, y se compadeció de mí. me dijo que si quería podía ir con ellos  comer ese día, y acepté encantado. Así empezamos a hacernos amigos. Más tarde, estuve pensando la tremenda e increíble casualidad de que había ocurrido en un autobús, lo que me trae recuerdos un tanto similares.

Les llevé a un sitio de fish and chips donde yo ya había comido. En ese rato me hice amigo también de Martina, Iacopo e Irene. Martina llevaba ya tiempo estudiando español, y hablaba con ella en español la mayor parte del tiempo. Con Iacopo lo hice sobre todo al principio, pero luego hablábamos casi siempre en inglés. Todos eran muy simpáticos, tuve mucha suerte al haber podido juntarme con ellos. Y tanto que tuve suerte, porque ese era el último día que Francesca iba a utilizar el mismo autobús que yo, el 37, para ir y venir de su casa.

Tengo bastantes recuerdos puntuales almacenados en mi memoria: los ratos en el parque de Prince Street, cuando fuimos a probar la danza escocesa, el monumento de Walter Scott, cuando fuimos de viaje una parte del grupo a ver el muro de Adriano, la visita al museo de Edimburgo, cuando tratábamos de encontrar la entrada a un parque que había a la orilla de un río... Todos buenos y divertidos recuerdos.

Al final del viaje, era con las hermanas Iacoboni (Martina y Francesca, pero sobre todo con Martina) con quien más me relacioné. Y es que esa situación me trae unos recuerdos muy muy similares, además de que Francesca me recordaba por sus gestos y su forma de ser a una amiga mía.
Disfruté mucho con la compañía de los italianos. Gracias a ellos no sufrí las consecuencias de la soledad durante todo el viaje, además que mejores compañeros que ellos estoy seguro de que no habría encontrado.

Yo defiendo que una gran amistad puede consolidarse en poco tiempo, y me ha pasado varias veces y nunca con consecuencias negativas. En efecto, mi amistad con Francesca y Martina fue grande, tanto que un día que me quedé solo con Francesca recorriendo medio Edimburgo para encontrar la parada de su autobús, le hablé de la autobiografía que estaba escribiendo. Sobre ella tan sólo saben mis amigos más cercanos en España. Me dijo que debía tener mucho tiempo libre para eso, ya que era algo que requería de muchas horas. Se sorprendió bastante cuando se lo conté; no es algo que haga todo el mundo ni mucho menos. De hecho, yo no conozco a nadie, aparte de mí, que esté relatando su propia biografía.

Lo peor de todo, como no podía ser de otra manera. Fue una despedida rápida, ya que tanto ellos como yo íbamos a perder el autobús porque apuramos hasta el último momento.  No sé cuándo les volveré a ver, pero ojalá sea pronto.  Ya nada más subirme al autobús los estaba echando de menos. Ya me pasó algo parecido en Madrid el año anterior, y en ese momento la sensación de adiós era muy parecida e igualmente depresiva. Dudo que me olvide de ellos, de Francesca, de Martina, de Iacopo, de Irene, y del resto de personas que conocí en aquel lejano lugar. Ni de lo bien que me sentí con ellos. Ni de nada.

* * * *

En los viajes uno siempre aprende cosas. Y en este, aparte de inglés, también he aprendido algunas cosas. Lecciones que la vida me va a enseñando a través de personas y de hechos. Esta entrada está dedicada a Martina y Francesca Iacoboni y a Iacopo Giordano, tres personas maravillosas a las que tuve la gran oportunidad de conocer y con quienes pude entablar una amistad que no tiene precio. Aunque el contacto se fue tan rápido como vino, en apenas dos semanas, espero poder volver a verles pronto. Estoy planeando, junto a una amiga, un viaje por Europa para hacer en verano, y Roma es uno de nuestros destinos principales.

Gracias por todo. A presto!

2 comentarios:

  1. Ni mucho menos esperaba, tras tantos días (¿una semana?) sin entrar en Blogger, encontrar una entrada tan reciente en este blog. y eso ya me ha alegrado el día.

    Como segunda sorpresa, he de destacar el nuevo nick jaja. No obstante, es un nombre muy chulo, me pregunto si tendrá algo que ver con Italia. P.D: Ya lo buscaré

    Y ahora, a la entrada de verdad.
    No te voy a engañar, Aless, creo que nunca he hecho un viajo solo al extranjero. Como mínimo, siempre conocía a una persona. No quiere decir que eso te quite los problemas de relación social, porque tal vez tu amigo sea muy hablador, y tu menos. De hecho, si alguien no me cae bien a primera vista, suelo tardar un tiempo en acostumbrarme (Supongo que hasta que le conozco mejor) para poder decir oficialmente que me cae bien.
    Si bien puedes considerar suerte el hecho de encontrarte a Francesca en el autobús, yo te puedo asegurar que, sin tratar de convencerte que existe el destino, puedo afirmar que la vida siempre nos da sorpresas, aunque lleguen tarde o tratemos de evitarlas.

    No quiero tampoco hablar mucho más de tu viaje, en el sentido de que son tus recuerdos y no voy a ser yo quien opine de ellos ¿no? Mas me alegro que lo pasases bien jaja Un poco de soledad siempre viene bien, pero la compañía suele ser aún mejor. Yo también conocí algunos italianos este verano. Si bien puedo afirmar que están tan locos como los españoles, son también igual de amables :P

    Y, antes de acabar este comentario, me gustaría felicitarte por tu biografía. Desde luego, yo no creo que llegue más lejos de escribir un diario. Incluso hasta eso me da pereza últimamente, pero la idea de poder contar tu vida por ti mismo, además ahora, que aún somos jóvenes, es alucinante. ¿Cuentas también tus sentimientos, o solo en plan Wikipedia? jajaja creo que estoy siendo demasiado entrometido, mejor paro ya.

    Pasar un tiempo fuera de España siempre es genial. Conoces más gente, practicas idiomas, y te das cuenta que las ciudades, por muy lejos que estén, siguen siendo ciudades, como las de aquí. Te hace desconectar del mundo en el que vivimos, basado en protestas a la sociedad, y disfrutas de la libertad de vivir... bueno, siempre con restricciones.
    Ha sido un placer, Aless, pero me tengo que ir a tocar el piano antes de que mi profe me odie por no dar un palo al agua. Sigue disfrutando de la vida como si siguieses de viaje, y continua con tus proyectos!! (Mucha suerte)

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  2. Jajaja muchas gracias Iscar!! Siempre es un placer leer tus comentarios :D

    A ver, voy a intentar ir por partes xD

    Sí, comparto contigo la visión de que el conocer a alguien no implica estar exento de problemas de relación social en los viajes, aunque, tal y como has dicho, aunque siempre es bueno algo de soledad, la compañía es mejor :)
    Por si un día te surge la ocasión de ir a un viaje solo, yo te recomendaría que si tienes opciones a elegir tuvieras en cuenta la posibilidad de ir con algún conocido. De todas maneras, en su defecto, siempre se puede conocer gente nueva :)

    Lo de Francesca me resultó una enorme casualidad que condicionó el resto del viaje. No hace falta que me convenzas de nada: yo creo en el destino, y que de vez en cuando nos brinda sorpresas inesperadas.

    Los italianos en general me resultaron muy simpáticos y agradables, y sin duda eran los más parecidos a nosotros de todos los que había en la escuela.

    Respecto a la biografía, trato de expresar los sentimientos con todo el detalle que me permite mi memoria; si fuera en plan wikipedia sería algo aburrido, ¿no? Tuve la idea hace ya algún tiempo, varios años incluso, pero la comencé a escribir más o menos cuando abrí este blog (es pura casualidad xD) Ah! Y no te preocupes, me gusta que la gente me pregunte cosas de ese tipo :)

    Y respecto al nombre, en un principio iba a ser "Alesina", pero resultó ser un apellido, pero como quería algo original, fui variándolo y como todos los nombres parecidos estaban ya inventados me quedé con "Alessine" =) Y no tiene nada que ver con Italia, se me ocurrió a mí xD Muchísima suerte a ti también, siempre es un placer!!

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